viernes, 2 de marzo de 2012

LA VOLTA PORTUGUESA Y EL TRATADO DE TORDESILLAS


Es para muchos conocidos que desde que Portugal y España se dedicaron a navegar hacia el sur de África decidieron repartirse el mundo en dos, una parte para cada uno, como si de un pastel de cumpleaños se tratase. La primera vez esta partición se ratificó en el famoso tratado de AlcaÇovas-Toledo, donde se solucionó por un lado la cuestión dinástica de Castilla, yendo a parar el trono a manos de la famosa Isabel La católica, y marginando de sus derechos a Juana, la única hija de Enrique IV, así como que Portugal renunció a unirse por medio de linaje con la corona castellana. En el tema de reparto de tierra, Portugal se quedaba con todo lo que había al norte de las Islas Canarias y Castilla, al Sur de estas. Claro está que por aquella época todavía no había llegado Colon y su descubrimiento de América. Estamos en 1474.
Cuando Colon descubre América y se entrevé que aquello puede ser grandioso, los monarcas castellanos empezaron a frotarse las manos y los portugueses se pusieron a reclamar lo que decían que era de ellos, según el tratado del que hablábamos antes. Como no se ponían de acuerdo, puesto que los españoles alegaban que el viaje había sido hacia el oeste y no hacia el sur, lo pusieron en manos de la Iglesia, es decir, el papado, que en aquel entonces tenía a un español al frente, Rodrigo Borgia, conocido como Alejandro VI. Un primer intento de acuerdo dividía el mundo de oeste a este, siendo el oeste para castellanos y el este para portugueses. No conformes los portugueses con este acuerdo, hubo que mover la línea de separación un poco más hacía el oeste, cortando aproximadamente por la frontera de lo que conocemos hoy como el Brasil actual. Entonces los portugueses sí firmaron el tratado y todos tan contentos. Fue en torno al año 1494.
La cuestión es, ¿por qué los portugueses aceptaron tan rápido la firma del nuevo tratado justo cuando se movió la franja de separación un poco más hacia el oeste? Si hubieran aceptado las coordenadas de la primera división, no hubieran obtenido tierra en América. ¿Quizá sabían en una fecha tan temprana que allí había algo? Bien, pues hay una teoría que parece demostrarlo y que tiene que ver con la forma de navegar que llevaron a la práctica los expertos marineros portugueses desde que bajaban a África.
Desde el principio los Portugueses desearon bordear África para llegar a las Indias. El plan de la época era buscar un paso que no supusiera ir por el Mediterráneo. La primera barrera que franquearon fue el Cabo Bojador, muy cerca de las Canarias. Hasta ese momento se creía que una vez se cruzaba ya no podías regresar, se creía que era el punto y final de la tierra habitable (en aquel momento todavía se pensaba que la tierra era plana aunque ya dentro del mundo de los marineros se sospechaba que era redonda). Una vez superado el Cabo Bojador el descenso al sur de África fue más sencillo para los Portugueses. Lo que hacían eran bajar aprovechando los fuertes vientos Elíseos, luego para regresar (realizar la volta) debían adentrarse hacia el oeste y localizar la corriente de vientos que los impulsaría hacia el norte. Es decir, hacían un gran giro o “volta” aprovechando su conocimiento de las corrientes de aire del planeta (algo que aprovecharían cuando llevasen a cabo el famoso galeón de Manila). Entonces al realizar la “volta” y adentrarse hasta el oeste, se puede suponer que avistarían tierra, la zona que hoy pertenece a la costa de Brasil, antes de que Colon llegase a América. Es solo una suposición pero quizá los portugueses conociesen la existencia de Brasil alrededor de 1490.



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