¿Qué
fue el motín de Esquilache?
Durante el
reinado de Carlos III, el rey Ilustrado, en marzo del año 1766 se produjo una
revuelta contra los ministros de hacienda, Squilache y el de interior, Grimaldi, a raíz de un bando real que prohibía
el uso de la capa larga y del sombrero de ala ancha. Esta prohibición venía de
las ideas Ilustradas, que pretendía sanidad y limpieza y sobre todo acabar con
la posibilidad de esconder armas en el ala del sombrero o camuflarse entre la
capa para obtener anonimato. Por ello, solicitaba que se usase por ley un
sombrero de tres picos y una capa corta.
Consecuencias
El bando, con la
prohibición del uso de esta ropa, llenó Madrid de carteles, pero cuenta la
crónica de la época que horas más tarde, ya se habían arrancado todos. Hay que
decir que era una época muy dura: había una sequía que duraba ya tres años y el
pan había pasado de costar, gracias al ministro de Hacienda y a la
liberalización de su comercio, el tal Squilaeche, de ocho a doce cuartos aquel
año. Es decir la crisis económica era muy dura, y en circunstancias así, es muy
sencillo que la población explote, sobre todo si además es instigada por cabezas
pensantes. Los rumores indican que fueron los jesuitas y el Marqués de la
Ensenada, parte de los instigadores de la revuelta. Se quejaban además de que
un ministro de origen extranjero quisiera imponerles vestimentas foráneas.
Los amotinadores desafiaron a los
alguaciles y a la tropa que pretendían tijera en mano acortar las capas o coser
en tricornio los sombreros de ala ancha y llegaron finalmente a la casa de
Squilache, la cual saquearon, haciendo lo mismo con la de Grimaldi, que era
ministro de Estado.
Días más tardes y continuando la
revuelta, el rey permitió a los amotinados que entrasen en la plaza del palacio
real, algo que hicieron en tropel, vestidos además con el atuendo que
intentaban prohibirles. Elaboraron una serie de peticiones que le solicitaron
al rey:
1.
Que se destierre de los
dominios españoles al marqués de Esquilache y a toda su familia.
2.
Que no haya sino ministros
españoles en el Gobierno.
3.
Que se extinga la Guardia
Valona (que era de origen extranjero)
4.
Que bajen los precios de los
comestibles.
5.
Que sean suprimidas las Juntas
de Abastos.
6.
Que se retiren inmediatamente
todas las tropas a sus respectivos cuarteles.
7.
Que sea conservado el uso de
la capa larga y el sombrero redondo.
8.
Que Su Majestad se digne salir
a la vista de todos para que puedan escuchar por boca suya la palabra de
cumplir y satisfacer las peticiones.
El rey aceptó
todas y cada una de las peticiones, y por la noche huyó a Aranjuez con toda su
familia y la guardia Valona. Se temió entonces que hubiera duras represiones lo
cual no ocurrió lo que demuestra por un lado lo bienintencionado que era el
rey, pero por otro lado que detrás de ese movimiento general de insumisión
había gente importante que respondería pagando los destrozos.
El Conde de Aranda fue llamado a
instaurar el orden: lo que había ratificado Carlos III se cumplió, se mandó al
exilio a Esquilache, se prohibió la guardia Valona, al menos en Madrid, y se
bajó el precio del pan. Los españoles dejaron de usar la capa larga y el sombrero
de ala ancha cuando el Conde de Aranda los convirtió en vestuario oficial del
peor de los oficios, el del Verdugo. Como hemos dicho antes, la culpa de todo
se la echó a los jesuitas, que fueron expulsados de todos los reinos hispánicos
al año siguiente, y al Marqués de la Ensenada, desterrado a Medina del Campo,
donde terminó sus días.
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