Todos sabemos que la humanidad no
podría subsistir sin medir el paso del tiempo pero no siempre se ha medido de
la mismas manera. Tradicionalmente el calendario era de tipo lunar y todo se
establecía en función de las fases de la luna. Pero como la necesidad agudiza
al ingenio pronto se vio que era necesario tener un calendario más complejo.
Hay que decir que el primer calendario solar lo conocemos por los egipcios y
data del tercer milenio antes de cristo. Lo tuvieron que “generar” porque era
necesario para ellos saber en que meses del año se producían las crecidas del
Nilo y con el calendario solar esta predicción por meses era más sencilla.
El calendario solar se adaptó perfectamente
en el pueblo romano. Entre sus particularidades era que el año comenzaba a
finales de marzo para poder planificar las batallas que se llevarían a cabo a
partir de ese momento. Fue en el siglo II ac cuando pasó a ser el uno de enero
el primer día del año. También hay que decir que muchas veces no se cumplía a
rajatabla, por ejemplo, como se establecía de año en año en ocasiones se
atrasaban o cambiaban las fechas en función de el cobro de ciertos impuestos o
de la permanencia de ciertas personalidades públicas.
Pero como no había una norma muy
consolidad Julio César estableció el conocido como calendario juliano en el año
45 ac encargándolo a un prestigioso astrónomo procedente de Alejandría llamado Sosígenes
que calculó el año solar como 365 días y 6 horas, algo muy parecido a la realidad.
En ese calendario los años contaban 365 pero cada 4 años se añadía un día más,
que tras haber quitado días a febrero para ponérselos a Julio y a Agosto (en
honor a los emperadores deberían ser de mayor duración), pues este día extra
cada cuatro años se le otorgaba a febrero.
Sería en el año 1582 cuando el
papa Gregorio XIII establece el sistema actual, que es el calendario
gregoriano. El fin principal era ajustar la fecha de celebración de la Pascua,
que por diferentes desfases se estaba atrasando a lo acordado en el concilio de
Nicea.
El calendario gregoriano adelanta
medio minuto cada año, lo que significa que en 3300 años adelantará un día
completo.
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